EDULCORANTES



Los edulcorantes o sustitutos del azúcar, son sustancias ampliamente utilizadas desde la década de 1920 en los regímenes de dietas para pérdida de peso debido a su alto poder endulzante, con mínima cantidad de calorías.
Sin embargo en los últimos años han estado bajo la lupa debido a una serie de estudios realizados que ponen en duda su seguridad, y más bien los relacionan a probables efectos dañinos para la salud.

En un estudio publicado en la revista Nature en el año 2014, se demuestra la alteración en la microbiota intestinal (bacterias que normalmente habitan en nuestro intestino), debido al consumo "excesivo" de edulcorantes

En este estudio, realizado en ratones, se utilizaron los edulcorantes más conocidos: sacarina, sucralosa y sacarosa, demostrando en todos los casos, a partir de la semana 11, una predisposición a desarrollar intolerancia a la glucosa (pre diabetes)

Así también durante los últimos años, algunas enfermedades se han visto asociadas al uso de estos edulcorantes
- En los años 70, se hicieron algunas publicaciones, en relación a desarrollo de cáncer, sin embargo dichos estudios no llegaron a ser concluyentes y sus resultados no podían extrapolarse de animales a humanos
- Lo que si se ha podido observar es que al consumir edulcorantes, éstos llegan al intestino sin ser metabolizados, afectando a ese grupo "normal" de bacterias que se encuentran en el intestino, en especial, las llamadas bacteroidetes, las cuales conocemos actualmente, están relacionadas al desarrollo de obesidad.
- Una publicación en el Canadian Medical Association Journal, realiza una revisión de 30 estudios observacionales, concluyendo que el consumo de 1 producto endulzado con aspartamo al día, puede estar relacionado al desarrollo de diabetes tipo 2, hipertensión arterial, e infarto al corazón.
- La fructosa además está relacionada al incremento de "grasa" en el hígado y desarrollo de Hígado Graso No Alcohólico.

Asumiendo que el edulcorante no "suma" calorías, ha sido incluído y recomendado durante muchos años en dietas, sin embargo este concepto puede hacernos caer en algunos errores:
- Al optar por algo "light" o "cero", nuestra percepción de lo que estamos comiendo, puede verse alterada, consumiendo grandes cantidades de estos productos (que si recordamos están presentes en gran cantidad de gaseosas, bebidas, galletas, salsas para ensalada, etc)
- Además podríamos tratar de "compensar" la falta de azúcar con otros productos que sí la contengan.


Dependiendo siempre de las características de cada persona, este edulcorante puede ser "leído" pór nuestro cerebro como azúcar, indicando al páncreas que en respuesta produzca insulina, la misma que en exceso es el punto de partida para una serie de desórdenes metabólicos (diabetes tipo 2, hipertensión arterial, hígado graso, sindrome de ovario poliquístico, etc).

Lo que nunca debemos olvidar es que cada persona tiene un potencial genético diferente para desarrollar diferentes enfermedades.
Si conocemos algún antecedente familiar de enfermedad metabólica nuestro cuidado deberá ser mayor y desde temprana edad.
Los hábitos de alimentación y vida saludable desde la niñez, nos acompañarán toda la vida.

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